Hace más de un mes que debería
haber escrito acerca de mi alimentación. Disculpen, se me fue de la cabeza… hoy
me lo ha recordado una compañera y he decidido ponerme manos a la obra.
¿Cambios? Siempre hay cambios, la
vida está llena de ellos, y yo no voy a ser especial, claro que he cambiado, y
mi alimentación también. He notado que mi “ansiedad” a la hora de comer o la
pecaminosa gula a la que muchos se atan se ha esfumado (espero que no vuelva
con los exámenes). Ahora sigo la rutina de hacer ejercicio matutino y,
seguidamente, comer fruta con yogurt, una especie de macedonia. Mis digestiones
son menos pesadas y gracias a esto puedo comer alrededor de cinco piezas de
fruta diaria. Además, no he dejado de comer verdura a diario y apenas como
carne, pero quizás debería ingerir más pescado.
Mi consumo de dulces se ha
menguado, ahora quizás como dos veces por semana, pero bueno, una se puede darse
caprichos.
Puedo decir que estoy satisfecha de
mis nuevos cambios. El esfuerzo es importante para romper con la inercia de un
estilo de vida insano, pero más importante son las ganas de mejorar, porque al
que está motivado no hay quien lo pare… ¡Un saludo!